Más tarde o más temprano el tiempo de aislamiento pasará y volveremos a la normalidad. O puede que no. Quizás la vida ahí fuera ya no sea como la que dejamos. Esperemos que todo sea para mejor. Pero en el momento el que dejemos atrás toda esta situación, seguramente también nosotros habremos experimentado cambios. Tantos días de confinamiento, de incertidumbre y preocupación, de convivencia, de falta de actividades rutinarias, de no poder ver a los nuestros... Nos van generando ansiedad y tristeza a la mayoría a la población.
Por eso os dejo una infografía en la que podemos ver representada la teoría del Iceberg de Hemingway, aplicada al Coronavirus.
Imaginemos que el comportamiento de nuestros hijos puede verse representado con el dibujo de un iceberg. Cuando nos centramos en su comportamiento, nos quedamos solo con la parte que se puede ver; la punta que sobresale por encima del agua. Pero el iceberg es una roca de hielo mucho más grande de lo que podemos ver a simple vista. Debajo del agua hay mucho más: su autoestima, sus sentimientos, sus creencias, sus motivaciones,...
En cuanto el estado de alarma se termine, e incluso desde ahora, puedes observar con mayor detalle, cómo se siente tu hijo/a para poder ayudarlo a tiempo. En muchas ocasiones una mala contestación, un dejar de hacer, una falta de ganas... puede significar mucho más de lo que creemos.
En el caso de los adolescentes también es importante sumar los aspectos propios de la etapa. Te dejo un post de hace tiempo sobre la convivencia con adolescentes. Recuerda que para los casos más complejos, el médico de cabecera y/o el pediatra derivarán su caso al servicio de Salu Mental Infantojuvenil más cercano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario