lunes, 4 de diciembre de 2017

GINGER. SEGUNDO CAPÍTULO DEL RELATO DE LUMINITA SALI (2ºB)

Grayson estaba en casa de su vecina, la señora Murray, cuidando a su gata Ginger. Por supuesto, la señora Murray se lo pidió a Katrina Winter, y por supuesto Katrina Winter, se negó. No lo hizo de forma directa, no, claro que no, Katrina sanía muy bien las cosas que hacía Trudy Murray, cuando de le negaba algo. Así pues, se lo pidió...se lo ordenó a Grayson.

Y así es como Grayson ha terminado en la casa de su muy anciana vecina. La casa de la señora Murray era grande, pero acogedora, al mismo tiempo. Grayson estaba sentado en un sillón algo polvoriento, era de un color rosa pálido.

- ¿Cómo estás querido?.- Le preguntó la Señora Murray que estaba sentada delante de Grayson, junto a la chimenea. 

Era agradable sentir aquel rico calorcillo. Hacía mucho que no se sentía tan a gusto, no, la verdad es que nunca se había sentido tan a gusto. Las Winter lo despreciaban. Eso era evidente. Grayson era como la Cenicienta, versión masculino, morena y bajita
Cuando pensó en la pregunta de la señora Murray, quiso gritar: ¡me van a salir canas de tanto estrés!¡Voy a envejecer a los catorce años!

- Bien.- Optó por decir, seguramente eso no alargará la conversación.
- ¡Que me parta un rayo si esa desvergonzada, es decente!¡Lo que es una interesada!.

Bien, tal vez su vecina tuviese razón. 

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En el regazo de la señora Murray, descansaba Ginger. Por la manera en la que se retorcía, no estaba cómoda. La señora Murray, como si supiese lo que pensaba su gata, la puso en una mejor posición y le acariciaba el suave y anaranjado pelaje. Ginger ronroneó satisfecha.

Ya eran pasadas las seis cuando Grayson llegó a la casa de las Winter.

- Miau.- El sonido provocó que Grayson se sobresaltara, igual era un producto de su imaginación...
_ Miau.- ¡Pues no! Se dio la vuelta muy lentamente, solo para descubrir que sus sospechas eran ciertas. ¿Qué diantres hacía la gata de los señores Murray en el pasillo de su casa?
- Vale.- Le dijo a la mínima.- Escúchame con atención porque no te lo pienso volver a repetir: tienes que marcharte de aquí, porque, en primer lugar, soy alérgico a los gatos, y en segundo lugar, tu dueña es capaz de llamar a la policía. Por último, pero no por ello menos importante, me das mal rollo mirándome tan fijamente.
Empujó suavemente a Ginger. Miró la puerta, indicándole con la mirada lo que quería, pero Ginger ni se inmutó. Al parecer no pilló la indirecta, aunque claro, un gato,no podía comprender.
Grayson suspiró con resignación, y sin previo aviso, Ginger le arañó la cara-
- ¡Ay!¡Maldita sea!.- aulló de dolor.


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