martes, 21 de octubre de 2025

PÍLDORA DE ORIENTACIÓN PARA FAMILIAS: WHATSAPP ESCOLAR: CUANDO EL GRUPO SE CONVIERTE EN RIESGO.

 

 

PÍLDORA DE ORIENTACIÓN PARA FAMILIAS: “WHATSAPP ESCOLAR: CUANDO EL GRUPO SE CONVIERTE EN RIESGO”

Cada vez son más los menores que reciben su primer teléfono móvil a una edad muy temprana, como por ejemplo siendo este el regalo estrella para la Primera Comunión. Pero lo que en principio parece una herramienta útil para localizarles o ayudarles a integrarse en clase; puede llegar a convertirse en una vía de acceso a contenidos inadecuados, conversaciones y dinámicas para las que no están cognitiva ni emocionalmente preparados.

En concreto, si hablamos de los grupos de WhatsApp entre compañeros, estos pueden convertirse, en determinadas ocasiones, en espacios donde surgen conflictos, presión social o faltas de respeto, especialmente cuando no se hace un uso adecuado de la herramienta.

Para muchos menores existe una sensación de impunidad. Creen que lo que comparten en el grupo es invisible para los adultos, que se puede borrar fácilmente.  Sin embargo, todo lo que se publica, reenvía o comenta en el entorno digital deja huella. Esa huella digital es el rastro que dejamos en internet, y puede permanecer mucho tiempo, incluso cuando creemos haberlo eliminado. Capturas de pantalla, reenvíos o copias hacen que el contenido se multiplique y escape al control del menor.

Como padres, es nuestra obligación estar al corriente de los riesgos que esto implica, de las responsabilidades legales que conlleva y de la necesidad de establecer límites claros, normas de uso y de realizar un acompañamiento educativo desde casa. Porque el móvil no es solo un dispositivo: es una puerta abierta a un mundo que necesita guía, respeto y responsabilidad.

EL GRUPO DE WHTASAPP, ¿QUÉ ESTÁ PASANDO? 

En España, la edad mínima legal para usar WhatsApp es de 13 años. Esto significa que un niño menor de esa edad no debería tener perfil en la aplicación, aunque en la práctica muchos lo usan desde edades más tempranas.

Los grupos de WhatsApp entre escolares se han convertido en algo habitual. Lo que comienza como una herramienta útil para compartir dudas sobre tareas o quedar con amigos, puede transformarse en un espacio donde falla el respeto y no se miden las consecuencias.

A menudo, no hay mala intención. Simplemente no saben usarlo bien. El entorno digital evoluciona tan rápido como ellos, y muchas veces no tienen referentes claros sobre lo que está bien o mal.

Para nuestros adolescentes, hacer GIFs o memes con la cara de un compañero, reenviar un vídeo sin permiso o compartir una conversación grabada puede parecer una broma, una forma de entretenerse o de integrarse en el grupo. Pero el problema llega después, cuando hay que asumir las consecuencias de esos actos. Y esas consecuencias pueden ser legales.

Existen varios tipos de ciberacoso:


1.            Ciberacoso verbal: Este tipo de acoso se basa en el uso de palabras para amenazar, humillar, intimidar, calumniar o difundir rumores sobre otra persona dentro del entorno digital, como puede ocurrir en los grupos de Whastapp escolares.

 

2.      Ciberacoso visual: Incluye aspectos como la difusión de imágenes, vídeos o elementos gráficos para tratar de humillar, exponer, ridiculizar, chantajear o dañar a otra persona en el entorno digital. La difusión es rápida y difícil de detener. Una vez compartido, el contenido puede permanecer en internet indefinidamente, lo que agrava el daño emocional y dificulta la recuperación de la víctima.


3.          Ciberacoso sexual: Hablamos de grooming para referirnos al acoso derivado del envío de mensajes con insinuaciones sexuales repetitivas, solicitud de imágenes/vídeos íntimos o la difusión de contenidos visuales comprometidos de la otra persona sin permiso de esta. También se incluyen la creación de perfiles falsos para ridiculizar a alguien con contenido sexualizado.

EL COSTE EMOCIONAL 

Según el informe “El dilema digital: La infancia en una encrucijada” publicado por Qustodio en enero de 2025 y realizado entre varios países como España, Francia, Reino Unido, Estados Unidos y Australia); el 70% de los menores entre los 10 y los 15 años cuenta con teléfono móvil, siendo el porcentaje superior al 96% cuando hablamos de niños y niñas de más de 15 años. Pero es que, además, según este estudio, los menores españoles son los que más tiempo pasan en redes sociales, siendo este de media 67 minutos diario y encontrándose la aplicación del Whatsapp como la más popular. Hablamos, por tanto, de una herramienta totalmente integrada en su modo de vida desde edades cada año más tempranas.

¿Qué ocurre cuando se entrega a un menor una herramienta tan potente como WhatsApp sin una preparación adecuada? Está claro que Whatsapp no es una herramienta peligrosa en sí misma, o no debería serlo. El problema surge cuando no se utiliza adecuadamente.

A través de este tipo de interacciones digitales, muchos menores a construyen una imagen de sí mismos desajustada que busca agradar a los demás sin expresarse de manera auténtica. Las redes sociales les devuelven un mundo ficticio lleno de expectativas irreales que les generan una constante inseguridad, así como una gran insatisfacción personal.

En esta etapa  de desarrollo, los adolescentes viven pendientes de la aprobación externa, bien sea a través de emoticonos, “likes” y respuestas inmediatas que les hagan sentirse valiosos.

Hablamos de menores altamente influenciables, con mucho miedo a sentirse socialmente excluidos, y que, a pesar de estar aparentemente “conectados” experimentan sentimientos de soledad, ansiedad, problemas de concentración… así como una fuerte inseguridad constante cuando no reciben respuestas inmediatas. Aspectos de sobra analizados y demostrados en estudios sobre salud mental en adolescentes.

Pero vamos a centrarnos en el uso del Whatsapp. Utilizar esta aplicación en plena adolescencia es conducir una bicicleta sin frenos en plena bajada. Cuando ponemos en manos de un menor un teléfono móvil y, además, le permitimos participar en grupos de Whatsapp, debemos tener en cuenta que les estamos dando una poderosa herramienta que puede facilitarle las relaciones sociales con sus amigos, pero también puede convertirse en una fuente de conflicto.

La velocidad con la que se envían y reciben mensajes; la necesidad imperiosa de responder y que te respondan al instante; la presión por encajar en el grupo y el miedo a quedarse fuera; contribuyen a que muchos adolescentes utilicen esta y otras aplicaciones, sin filtro y sin tiempo para reflexionar.

Ya no hablamos de nuestra adolescencia, cuando nos despedíamos de nuestros amigos hasta el día siguiente y aquel desencuentro “lo dejábamos enfriar”. Ahora esos pequeños conflictos no se apagan, sino que siguen alimentándose durante casi las 24 horas, reavivándose con cada mensaje, cada silencio, cada captura compartida… lo que lleva a nuestros menores a encontrarse sobrepasados con pequeñas situaciones que acaban haciéndose una gran bola emocional de la que son incapaces de salir.

Hablamos de una herramienta digital que ha dejado de ser una vía para intercambiar comentarios sobre tareas o deberes escolares; para transformarse en un canal privado mediante el que pueden llegar a volar memes contra compañeros, gifs, vídeos inapropiados, capturas de pantalla de conversaciones privadas o audios ofensivos. Un espacio que puede llegar a estar muy mal utilizado en el que se lanzan mensajes hirientes, burlas, o directamente se expulsa a compañeros. Hablamos de situaciones que, aunque puedan parecer triviales, en realidad pueden terminar en una denuncia legal.

El estrés al que puede llegar a estar sometido un menor, víctima de ciberacoso puede afectar profundamente a su bienestar emocional y psicológico. La sensación de amenaza constante, el miedo a consultar el teléfono, la preocupación por lo que se está diciendo o compartiendo sobre él o ella en grupos de WhatsApp, pueden generar una carga emocional difícil de gestionar. Esta situación puede derivar en alteraciones del sueño, problemas de concentración, bajo rendimiento académico, aislamiento social, trastornos en la alimentación e incluso síntomas depresivos.

Como familias, debemos entender que dar un móvil con acceso a WhatsApp no es solo una decisión tecnológica, sino una decisión educativa que requiere acompañamiento, diálogo y normas claras.

CONSECUENCIAS LEGALES PARA LAS FAMILIAS 

Cuando dejamos que un menor participe activamente en redes sociales o aplicaciones como Whatsapp debemos tener en cuenta que los últimos responsables del uso que haga a las mismas, somos sus padres.

Es importante conocer que, más allá de la intención del menor, existen implicaciones legales que las familias deben tener presentes para poder actuar con responsabilidad y anticipación.

Existen diferentes tipos de responsabilidades:

1. Responsabilidad civil: el artículo 1903 del Código Civil español establece que los padres o tutores legales pueden ser responsables civilmente por los daños causados por sus hijos menores cuando estos provocan perjuicios a terceros. La responsabilidad civil es patrimonial, lo que significa que los progenitores pueden verse obligados a indemnizar económicamente a la víctima por los daños físicos, morales o afectivos ocasionados. Esto incluye tanto los perjuicios materiales (como gastos médicos o escolares) como los daños emocionales derivados del acoso, la humillación o la exposición pública.

2. Responsabilidad administrativa: Se considera una infracción de la normativa de protección de datos la difusión de información sin consentimiento a través de Internet, como imágenes, vídeos, audios o datos personales de carácter sexual, violento o identificativo. Esta conducta puede derivar en una multa, que deberá ser abonada por los padres o tutores legales en caso de que el infractor sea un menor de edad. Esta responsabilidad se aplica tanto a quien obtiene ilícitamente los datos (por ejemplo, grabando sin permiso o accediendo a contenido privado), como a quien los difunde o publica sin el consentimiento de la persona afectada.

3. Responsabilidad penal: en España los menores de 14 años no pueden ser juzgados penalmente, pero a partir de esa edad, el Código Penal establece que sí pueden responder por sus delitos relacionados con el ciberacoso. Las medidas en este caso varían en función de diferentes factores como su nivel de madurez, la gravedad de los hechos, los antecedentes… Normalmente entre las consecuencias no son como en el caso de los adultos, pero sí son serias, y pueden incluir desde trabajos a la comunidad, a libertad vigilada e incluso ingreso en centros de menores.

¿QUÉ PODEMOS HACER LAS FAMILIAS? 

En el contexto actual, el papel de las familias es determinante. Si como padres o madres decidimos entregar un dispositivo móvil a un menor, también debemos asumir la responsabilidad de enseñarle a utilizarlo correctamente. Aspectos como configurar la privacidad, establecer límites y normas claras, y abrir el diálogo sobre su uso son fundamentales para que el menor aprenda a utilizarlo con responsabilidad.

1.           La importancia de enseñar, antes de entregar.

Antes de poner un teléfono móvil en manos de un menor, es fundamental acompañarlo para que aprenda a hacer un uso responsable. El dispositivo no debe entregarse sin más, sino como parte de un proceso educativo que incluya reflexión, diálogo y normas claras.

Esto implica:

-      Establecer horarios y lugares de uso concretos.

-      Marcar unos límites y unas normas consensuadas en casa, y asegurarse de que el menor comprende por qué existen esas reglas y cómo aplicarlas.

-      Si el móvil es heredado, reestablecerlo de fábrica antes de entregarlo. Esto permite eliminar contenidos, configuraciones y accesos que no son adecuados para el menor, y empezar desde cero con una configuración adaptada a su edad y nivel de madurez.

-      Conocer siempre la contraseña.


Algunos hábitos recomendables:

1.    Utilizamos el móvil con responsabilidad. Durante el día y en espacios comunes.

2.    Solo se utilizan las aplicaciones revisadas y autorizadas en casa previamente.

3.    Protegemos nuestro móvil con métodos de desbloqueo seguros como la huella digital o el PIN.

4.    Creamos contraseñas seguras (mayúsculas, números, símbolos) y no las compartimos ni con amigos ni con parejas.

5.    Vinculamos el correo de recuperación a uno de nuestros padres.

6.    Mantenemos nuestros perfiles en redes sociales privados.

7.    Usamos la cámara de forma respetuosa. No grabamos ni compartimos imágenes sin consentimiento.

8.    Cerramos siempre la sesión en redes, correo y plataformas para proteger nuestra privacidad.

9.    Utilizamos el móvil con conciencia y equilibrio. No dejamos que interfiera en nuestras relaciones, descanso o estudio. Establecemos momentos para desconectar.

10. Fomentamos el respeto en los grupos digitales. No compartimos contenido ofensivo, evitamos burlas y cuidamos el lenguaje. Todos merecemos un entorno seguro.

Educar antes de entregar es una forma de prevenir riesgos, fomentar la autonomía responsable y construir una relación de confianza en torno al uso de la tecnología.

1.           En casa educamos también en valores: el respeto digital.

Se conoce con el nombre Netiqueta. Hace referencia a los aspectos básicos de convivencia que desde casa deberíamos enseñar a los menores cuando utilizan Internet. Una de las reglas más importantes es que no debemos compartir fotografías, vídeos, audios… de otras personas sin consentimiento.

Debemos reflexionar con nuestros hijos/hijas sobre la importancia de reflexionar antes de compartir una imagen, etiquetar a una persona en una publicación o compartir una conversación. Preguntas como: “¿Lo harías cara a cara?”, “¿Le gustaría que lo hicieras a esa persona?”, “¿Podría hacer daño esa publicación?”, “¿Está de acuerdo con que lo hagas?” ayudan a desarrollar la empatía y el pensamiento crítico antes de compartir contenido en línea.

2.           Reflexionamos antes de publicar.

Debemos recordarles que lo que publicamos digitalmente no es efímero, sino que puede circular sin control. Aunque nos parezca que el contenido ha sido eliminado, alguien ha podido hacer capturas o grabaciones de pantalla que pueden ser reenviados o compartidos con otras personas. No se trata de generar miedo, sino prudencia Pensar dos veces antes de publicar, entender que lo que se publica puede tener un imparto en otras personas o en uno mismo, son aprendizajes esenciales para hacer un uso responsable.

3.           Uso adecuado de los grupos de Whatsapp entre menores.

Los grupos de WhatsApp pueden ser útiles, pero también fuente de conflictos si no se usan con responsabilidad. Desde casa, debemos educar en su buen uso:

ü    Utilizamos el grupo solo para temas importantes, no para conversaciones triviales.

ü    Cuidamos el vocabulario y tratamos a todos con respeto.

ü    No entramos en discusiones ni respondemos en caliente. Resolvemos los conflictos en privado.

ü    Evitamos malentendidos: somos claros y no interpretamos el silencio como rechazo.

ü    No compartimos contenido sin permiso: imágenes, vídeos, audios…

ü    No usamos el grupo como agenda escolar. Los deberes y trabajos escolares los gestionamos individualmente.

ü    No expulsamos a compañeros sin motivo: puede ser una forma de acoso. Nadie debe ser excluido sin motivo.

ü    Si vemos contenido inapropiado lo comentamos en familia, salimos del grupo o bloqueamos si es necesario.

1.           ¿Qué hacer si detectamos algo preocupante?

Como familias debemos saber qué podemos hacer si detectamos que nuestro hijo/a está implicado en un conflicto relacionado con el uso del móvil o del grupo de WhatsApp. Ya sea como testigo o implicado, es muy importante actuar con calma, pero con firmeza:

Ø  Escuchamos sin juzgar. Crear un espacio de confianza para que el menor se pueda explicar es fundamental. Si se siente atacado o culpabilizado, es probable que se cierre y no comparta lo que está ocurriendo. Es importante escuchar con calma, sin interrumpir, y mostrar disponibilidad para ayudar.

Ø  Observamos señales de alerta. Cambios de humor, evasión, ansiedad al recibir notificaciones, aislamiento, bajo rendimiento escolar o alteraciones del sueño pueden ser indicadores de que algo no va bien.

Ø  Guardamos las pruebas. Capturas de pantalla, mensajes, vídeos… pueden ser necesarios si hay que intervenir.

Ø  Contactamos con el centro escolar (si procede). Aunque el uso del móvil no es competencia directa del centro, los efectos que pueda tener sobre la convivencia sí lo son. El equipo docente puede colaborar en el seguimiento emocional del menor, estar pendiente en el aula y activar medidas educativas si el conflicto afecta al entorno escolar. La coordinación entre familia y escuela es clave para proteger el bienestar del alumnado.

Ø  Buscamos apoyo profesional (si procede). Si la menor muestra signos de malestar emocional, ansiedad o aislamiento, puede resultar recomendable consultar con profesionales de salud mental. La intervención temprana puede evitar que el problema se agrave.

Ø  Recurrimos a servicios especializados en el tema si es necesario. En caso de duda, preocupación o necesidad de orientación sobre el uso seguro de la tecnología, las familias pueden contactar con el servicio de ayuda en ciberseguridad del INCIBE llamando al 017. Es gratuito, confidencial y está disponible todos los días del año.

Actuar a tiempo puede evitar que un conflicto digital se convierta en un problema emocional o legal. Por eso, es esencial que las familias dediquen tiempo a compartir experiencias en línea, eduquen con el ejemplo, establezcan límites adecuados y acuerden normas claras. Este acompañamiento refuerza la confianza mutua, promueve una convivencia digital saludable y contribuye a prevenir situaciones que puedan comprometer el bienestar emocional o la seguridad jurídica de los menores.

RECURSOS Y ENLACES DE INTERÉS 

Uso responsable de la tecnología para niños - Primer móvil - Ciberbullying - Fake news – Privacidad

Vídeo para ver en familia.

https://www.youtube.com/watch?v=tBObvkx_nOg

La guía que no viene con el móvil

#LeDasUnMóvilyYa

Publicada por Unicef, con pautas de uso y límites claros.

https://www.unicef.es/infancia-tecnologia/mas-que-un-movil

Ciberseguirdad para familias

Guía realizada por el INCIBE

https://www.incibe.es/menores/familias/ciberseguridad

Guía sobre el uso seguro de Internet, móviles y videojuegos

Publicada por la Confederación Salud Mental España.Incluye pautas de prevención, factores de riesgo, decálogo para familias y consejos prácticos.

https://consaludmental.org/publicaciones/Guia-uso-internet-moviles-videojuegos.pdf

Educar en familia. Pantallas Amigas

Consejos prácticos para madres y padres sobre cómo acompañar a sus hijos en el uso responsable del móvil.

https://www.pantallasamigas.net/

Herramientas de control parental:

https://www.incibe.es/menores/familias/control-parental/

Puesta a punto de su primer móvil:

https://www.youtube.com/watch?v=fssk5tdWOl4

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