Querido Septiembre, se hace muy cuesta arriba pronunciar tu nombre y es que a estas alturas ya estarás informado de que, a pesar de ser el noveno, cargas con la cruz de ser el mes más pesado del calendario.
Llegas cargado de cambios querido amigo. Haciéndote pasar por el mes de la abundancia y dejando tras de ti, una estela de olor a papel nuevo. Nos invitas a adentrarnos en el otoño, a la par que nos obligas a recuperar rutinas, a cerrar capítulos llenos de calma y a coger de nuevo el "toro por los cuernos".
Bien sabes que supones un gran esfuerzo. Aterrizas vanidoso desplegando tu interminable lista de proyectos, como si en solo 30 días pretendieras resolver lo inavarcable del resto del año.
Sosiégate Septiembre, porque la paciencia quizás sea la virtud más importante. Sobre todo cuando no tienes espera. Hay un momento para todo, de la misma manera que todo tiene su espacio y su tiempo. No se trata de postponer tus objetivos, sino de medir bien tus pasos.
Ahora que comienzas a asomar, tienes la ocasión de enfocarte en lo importante: superar lo pasado y comenzar a corregir errores. Porque queda mucho por hacer, pero lo imprescindible es organizarse. Y como bien sabemos, la eficacia es enemiga de las prisas y no sirve de nada anticiparse.
Y es que para un mes tan ambicioso como tú, la incertidumbre debería de ser una herramienta de crecimiento. Así que colócate bien tu casco Septiembre y comienza a construir puentes, porque saber pedir ayuda te ayudará a multiplicar resultados.
Ya puestos no te vendrá mal reajustar también tus expectativas y dejar tiempo para disfrutar de los reencuentros.Y es que ya lo dice el refranero, en Septiembre, deja de sembrar y dedícate a cosechar. Porque tú eres un mes único y tu fuerza está en tu imperfección. Y es que querido Septiembre, no pasa nada por aflojar un poco el ritmo. Verás como ganas aliados a la par que te permites respirar. Ya va siendo hora de reinventarte y de invertir, bien, en tu potencial.
Bienvenido.
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